jueves, 28 de enero de 2010

El Grito Bermejo

*Por Emilio Iosa (Artículo publicado por el diario cordobés "La Jornada" el Domingo 24 de Enero de 2010 y en la revista La Fuente, de la ciudad de Córdoba).

El Primer Manifiesto Wichí redactado en la localidad salteña de Misión Chaqueña es una antorcha de fuego que se enciende en medio de las sombras del Bicentenario Argentino.

El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro escribía en su libro “Indianidades y venutopías” refiriéndose a la realidad de los pueblos originarios de América que… “ninguna revolución campesina resolverá los problemas de esas masas, para agregar, que tampoco las resolverá una revolución socialista si no asume, desde el inicio, la forma de una sublevación étnica cuyo objetivo sea quebrar y reestructurar por sobre nuevas bases el cuadro nacional”.
El Primer Manifiesto Wichí redactado y firmado en Septiembre de 2009 en la localidad de Misión Chaqueña, Provincia de Salta y expuesto a continuación, parece resumir con claridad meridiana la necesidad irrefrenable de la refundación de nuestra República.
Refundación que “debe” nacer junto a quienes eran hombres libres antes de la formación del Estado Argentino y “desde” quienes hace ya doscientos años sufren las consecuencias de la conquista, profundizadas por la Revolución de Mayo.
Una revolución que, lejos de incluir la diversidad y la riqueza cultural de los pueblos originarios al “Proyecto Nacional”, los juzgó más temprano que tarde, como el mayor estorbo para el desarrollo de “nuestra civilización” dedicándose al exterminio sistemático de “su barbarie”, perpetuando este proceso hasta nuestros días enmascarado de diferentes formas y ocultado oficialmente de manera vergonzante.
Un sólo ejemplo de ello es la imborrable crudeza de uno de los episodios más aberrantes de nuestra historia, que sucedió en el Territorio Nacional del Chaco, en el paraje de Napalpí, en 1924, donde fueron masacrados (incluyendo mujeres y niños) por orden del entonces gobernador, centenares de peones rurales aborígenes tobas y mocovíes, tras la primer huelga indígena que se conoce, en reclamo de las terribles condiciones en las que habían sido empujados a trabajar, tanto en los obrajes como en la cosecha del algodón. Sumado a esto, “en octubre de 1947, durante el segundo año del primer gobierno de Juan Domingo Perón, en un paraje llamado La Bomba, cientos de personas pertenecientes al pueblo Pilagá fueron asesinadas. El miedo sembrado por el Estado cubrió los hechos con un manto de silencio. A más de sesenta años de la masacre, los sobrevivientes revelan detalles de lo ocurrido en un documental que demandó a su directora más de tres años de investigación en la provincia de Formosa y en archivos oficiales” relata la sinopsis del documental “Octubre Pilagá” recientemente presentado en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires.
Es por esto que hablamos de un exterminio que ha sido además, sistemáticamente silenciado y dejado de lado incluso de la agenda de los más acérrimos defensores de los “derechos humanos” que parecen olvidar (con un costo inmenso para el imaginario colectivo de nuestro país) que el mayor genocidio nacional no es patrimonio exclusivo de las dictaduras militares y que, vergonzosamente, no ha finalizado con el último golpe.

Como hemos podido personalmente constatar, numerosos testimonios de aborígenes en la actualidad hablan de la existencia de “Fosas Comunes” en medio del monte y de lugares “Malditos”. En ellos se relatan terribles matanzas colectivas relativamente recientes, por lo que estamos intentando desde Fundación Deuda Interna, sin éxito por el momento, que sean investigadas oficialmente, con la intención de comenzar a sacar a la luz en el “bicentenario” las razones que nos mueven a decir que los argentinos tenemos, con la excusa de esta fecha simbólica, muy poco para festejar y mucho para rememorar.
Hablamos de un exterminio que simbólicamente comienza cuando el primer hombre blanco pisa suelo indoamericano con intención de conquista (acto sobre el cual no nos cabe responsabilidad alguna obviamente) pero que es perpetuado por un Estado Nacional al cual pertenecemos y aceptamos, manteniendo en el oprobio a nuestros hermanos originarios mediante prácticas rutinarias y conocidas como el abuso de poder, la impunidad y la complicidad con que grandes terratenientes (en general grandes usurpadores de suelo aborigen) desmontan, saquean y envenenan con el guiño cómplice del poder político de turno, un territorio que ha sido desde tiempos inmemoriales de quienes son hoy cotidianamente marginados del “Proyecto Nacional”, sin hablar de su situación sanitaria y del escaso cumplimiento real de la educación bilingüe.
Hablamos de un Estado Nacional que desde su fundación fue genocida, enviando a la campaña del desierto al General Roca, quien aniquilara a miles de hermanos nuestros y quien sin embargo, es la figura principal actual de nuestro papel moneda.
Hablamos de un Estado Nacional que usa el disfraz de federal siendo unitario y que con la bandera de la igualdad oculta la realidad de su interior profundo, siendo manejado por un sistema político que bajo la pantomima de trabajar para el pueblo, está al servicio de un poder económico transnacional que lo gobierna y que por lo tanto, lo obliga a la traición diaria de los más altos ideales de la Patria.
Sin embargo, y a pesar de la cantidad de daño acumulado, del dolor hermano que día a día se enfrenta con la indiferencia colectiva de una sociedad occidental empantanada en “su vieja política” (que no es otra cosa que la ausencia absoluta de un proyecto nacional superador de lo que ahora estupefactos observamos como “nuestra barbarie”) el Primer Manifiesto Wichí parece invitar a la Argentina toda a volver a soñar una gesta capaz de movilizarnos nuevamente, donde … la victoria de los oprimidos sea la liberación de todos, incluso de los opresores, como sugería Carl Marx.
Volver a soñar una Argentina para “re-fundar” es quizás lo más cercano a un gran delirio, pero creo que a partir de “delirios” se han realizado las grandes gestas de la humanidad… La mediocridad y la mezquindad humanas están siempre emprendiendo proyectos “razonables”.
Personalmente quisiera no haber tenido que comentar siquiera el Primer Manifiesto del Pueblo Wichí porque creo que es en sí mismo un mensaje que se explica y porque ha sido parido por muchos hombres y mujeres luego de casi diez días de la discusión más democrática a la que haya tenido el honor de participar.
Quien lea “con su corazón” el Primer Manifiesto Wichí sabrá que las aguas del alma se dividen en un antes y un después de la finalización de su lectura y podrá optar entre dos caminos; el de la indiferencia surgida desde lo profundo del miedo a un gran cambio o el del compromiso visceral de quien tiene la certeza de haber sentido en lo más íntimo de su ser este “llamado” de los hermanos originarios del Pueblo Wichí.
Llamado que pareciera invitarnos a la construcción conjunta de un “algo” completamente nuevo, que viene desde quienes pisaron este suelo, amándolo como su tierra, desde tiempos inmemoriales.
Es por ello que se está organizando en la localidad de Misión Chaqueña, Provincia de Salta, el Primer Congreso Nacional para la Unión de los Pueblos Originarios de Argentina, que se llevará a cabo durante la “Semana de Mayo del Bicentenario”, sin ningún tipo de apoyo oficial por el momento ni del gobierno, ni del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, pero con el esfuerzo grupal de las diferentes comisiones formadas en Misión Chaqueña y en otras localidades, que muchas veces sin recursos, sin alimento y en bicicleta, recorren los polvorientos caminos que unen las comunidades del Pueblo Wichí comunicando a los hermanos la necesidad de juntarse, en las condiciones que sea y como sea, para discutir y firmar el documento TIERRA (Tratado Interétnico para la Refundación de la República Argentina).
Nuestra sociedad, invitada a sumarse debería, como decía Ribeiro… “tomar del indio su curiosidad esencial, su capacidad de maravillarse del mundo, su sano impulso hacia la belleza, el vigor de su deseo, y sobre todo, su sentido de solidaridad y su forma de relacionarse con la naturaleza”.
Desde el corazón del bosque Impenetrable Chaqueño nos llega este texto surgido de un proceso que ya está escribiendo nuestra historia y que a mi juicio personal, forma parte de lo poco que vale la pena festejar en este bicentenario.

PRIMER MANIFIESTO WICHÍ DE MISIÓN CHAQUEÑA (04/09/09)

Hoy decimos BASTA.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo ha sido hasta hoy alimento para nuestros opresores y hambre para nuestros niños.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo ha sido hasta hoy trabajo y riqueza para nuestros opresores y ha sido pobreza y falta de trabajo para nuestros jóvenes, para nuestros hombres y nuestras mujeres.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo ha mal vendido hasta hoy el trabajo de nuestros artesanos y ha enriquecido a usurpadores y a oportunistas.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo ha sido hasta hoy motivo de desarrollo para quienes nos explotan y sólo ha traído atraso para quienes intentan progresar con el sudor de su frente y la sangre de sus manos.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo ha dejado hasta hoy sin educación a nuestros hijos mientras el opresor vive y crece de nuestra ignorancia.

La DESUNIÓN de nuestro pueblo a dejado a nuestros abuelos sin salud, a nuestras madres sin salud, sin salud a nuestros hijos y nietos, olvidados como flores secas, porque el opresor nos usa mientras nuestro cuerpo aguanta y nos tira como basura cuando estamos enfermos a causa de tanto hambre, tanto dolor y tanta miseria.

NUESTRA DESUNIÓN ha sido causa de que miremos sin ver como el opresor destruye nuestro monte y escupe nuestra tierra para enriquecerse solo, sin importarle el futuro de las generaciones que aún no han nacido.


NUESTRA DESUNIÓN es nuestra DEBILIDAD.

NUESTRA DESUNIÓN es la fuerza de los opresores que necesitan a nuestro pueblo débil.

Nuestra DESUNIÓN es NUESTRA y porque es nuestra hoy decimos BASTA.


HOY DECIMOS:

UNIÓN para crecer entre todos.
UNIÓN para que termine el hambre.
UNIÓN para la dignidad de nuestro trabajo.
UNIÓN para que perdure nuestro idioma y nuestra cultura.
UNIÓN para la salud de nuestros abuelos, madres y niños.
UNIÓN para proteger a nuestros ancianos.
UNIÓN para que perdure el monte al que le debemos nuestra vida, fuente inagotable de nuestros alimentos tradicionales. Unión para que el monte sea vida para todos los hombres y mujeres del futuro.
UNIÓN para que el agua del río no sea contaminada con el veneno de las fumigaciones y podamos seguir viviendo de la pesca y beber el agua cristalina de su fuente.
UNIÓN para conservar y difundir el conocimiento medicinal tradicional de los pueblos originarios que durante siglos hemos aprendido de nuestros ancestros.
UNIÓN para que venga un día claro y próspero para todo nuestro pueblo.

Hoy decidimos unirnos para decir BASTA.

Quien firme este manifiesto se comprometerá como hombre y como mujer libre de este pueblo a actuar siempre para la UNIÓN.
A trabajar para la UNIÓN. A comunicar el por qué, el para qué y el para quién de la UNIÓN a todos los hermanos que no crean en ella.

Quien firme este manifiesto sabrá en su corazón que la UNIÓN es NUESTRA FUERZA y entonces hablará con la verdad, pensará con la verdad y actuará con la verdad para fortalecer la UNIÓN DE NUESTRO PUEBLO.

• Los dirigentes de TODAS LAS COMISIONES DE NUESTRO PUEBLO se comprometen.
• Todas las mujeres y todos los hombres se comprometen.
• Los jóvenes que son el futuro se comprometen.



UNIÓN para tener FUERZA.

FUERZA para enfrentar la noche oscura.

COMPROMISO para ayudarnos entre todos.

EJEMPLO para que nuestros hermanos confíen y para que vuelvan los que se aparten de las bases inamovibles de este manifiesto.

AMOR para ser cada día más hermanos.

DEMOCRACIA para que el que mande, mande obedeciendo a su pueblo.

LIBERTAD para poder decidir nuestro destino.

INDEPENDENCIA para ser dueños de nuestro sueño.

JUSTICIA para que todos seamos tratados de igual manera y para que nadie tenga privilegios sobre sus hermanos.

VERDAD para que amanezca un sueño grande para todo nuestro pueblo y para que ese sueño se multiplique hacia todos los pueblos del mundo.

Quien a sus manos le llegue este manifiesto que lo guarde en su corazón, que lo comunique con la palabra, que lo defienda con la vida si es necesario.

Los abajo firmantes somos hombres y mujeres libres de este pueblo.

*Médico Cirujano, Magíster en Salud Pública egresado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Nacional de Córdoba, Presidente de Fundación Deuda Interna.

Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas:

*Darcy Riveiro, Indianidades y Venutopías, Serie Antropológica, Ediciones del Sol – CEHASS, 1992
*Pedro Jorge Solans, Crímenes en Sangre, Librería de La Paz, 2008.
*Francisco Romero, Culturicidio, Librería de la Paz, 2009.

Contactos:
emilioiosa@deudainterna.org
www.deudainterna.org
www.comisionterritorialwichi.blogspot.com

Adjunto el adelanto de una película que nos ilustra más en este aspecto felicitando a sus realizadores y alentando a todos los hermanos originarios que están investigando a pulmón las fosas comunes existentes en todo el impenetrable, prueba clarísima del genocidio llevado adelante por el estado nacional.

SINOPSIS

En octubre de 1947, segundo año del primer gobierno de Juan Domingo Perón, en un paraje llamado La Bomba, al norte de Argentina, cientos de personas pertenecientes al pueblo Pilagá fueron asesinadas.

El miedo sembrado por el Estado cubrió los hechos con un manto de silencio.

A más de sesenta años de la masacre, los sobrevivientes revelan detalles de lo ocurrido en un documental que demandó a su directora más de tres años de investigación en la provincia de Formosa y en archivos oficiales.

FICHA TÉCNICA
Título: OCTUBRE PILAGÁ, relatos sobre el silencio.
Producción: Valeria Mapelman, Georgina Barreiro
Investigación: Valeria Mapelman, Ulises Gonzalez, Lionel Bravo
Montaje: Valeria Mapelman, Georgina Barreiro
Diseño de Montaje: Marco Grossi, Andrea Chignoli
Diseño Musical: Marcelo Mapelman
Mezcla y edición de sonido: Alejandro Seba, Martín Cugnoni, Jerónimo Kohn.
Guión y dirección: Valeria Mapelman
Argentina – 80 minutos – DV Cam

BIOGRAFÍA DE LA DIRECTORA
Nacida en Buenos Aires, Valeria Mapelman trabaja en Chile durante diez años como asistente de dirección. En 2001 regresa a la Argentina para co-dirigir Mbya, Tierra en Rojo, un documental filmado en las comunidades del Valle de Kuña Pirú, que obtuvo numerosos reconocimientos en festivales nacionales e internacionales y tuvo su premier en Bafici 2006 donde ganó el premio a mejor película de DDHH.En 2005 comienza a trabajar junto a los sobrevivientes del genocidio sufrido por el pueblo Pilagá en 1947, y produce y dirige OCTUBRE PILAGA, relatos sobre el silencio, como resultado de la recopilación de estas memorias.


OCTUBRE PILAGÁ

octubrepilaga@gmail.com
http://www.octubrepilaga.com.ar/